Pasodoble Los Georgie Dann de Santa María del Mar
La chirigota de Remolino lo tiene todo. El grupo vocalmente es espectacular y la instrumentación es de lo mejorcito, sobre todo las cuerdas. La conexión de los componentes con el público siempre es envidiable y venden el repertorio como nadie. Kike es uno de los que mejor entiende cómo funciona esto del Concurso y se ha rodeado de gente muy buena con la que es muy difícil fallar. Siempre pone a su favor la espectacularidad musical y visual de los tipos que elige, colocando decorado que le vaya dando juego durante todo el repertorio. Este año la barbacoa es prácticamente un personaje más de la agrupación: el popurrí son las locas aventuras de un tío que no suelta las pinzas de los filetitos y de todo lo que pasa a su alrededor. Musicalmente es un no parar, tienen que acabar agotados. Y en pasodobles Remolino siempre acierta, tiene el don de la oportunidad a la hora de elegir temas y la música está muy bien elegida: al principio tiene esa métrica de verso largo característica de los pasodobles del Yuyu que el Kike aprovecha muy bien para soltarte 3 o 4 chistes antes de entrar en faena. Antes del trío tiene esa partecita con cambio de ritmo que le gusta meter en los últimos años y sirve de puente para entrar en la parte bonita, que además de bonita, es echá pa alante y guerrillera. Ahí es donde vienen los palos y ayer soltó uno por pasodoble. "El que junta cuatro letras para cantarlas en el Falla, que no se sienta poeta hasta que su letra no suene en la playa". Kike Remolino tiene la fórmula para conseguir todos los años sentirse poeta.